lunes, 3 de noviembre de 2014

Y DE REPENTE EN LA TIERRA cap 1



Este es un fragmento de un libro donde se exponen algunas reflexiones interesantes.Trata de un hipotético alien que un dia aterriza aquí y trata de entender al ser humano y se va encontrando con personas que le relatan historias que aunque personales, son universales. Ya se que es una temática que se ha escrito varias veces y el autor no pretende hacer algo novedoso, solo exponer una visión particular de nuestro entorno y este personaje ya servía para establecer un hilo narrativo. Hoy publico el primer capítulo. Proximamente iré publicando otros. Espero que te hagan pensar aunque sea solo un poquito.



Y DE REPENTE EN LA TIERRA


Llegué a este planeta una mañana por casualidad. Unos dijeron que, por un fallo técnico, otros que por falta de planificación y otros que por descuido. Bueno, el caso es que aquí estoy, sin posibilidad de regresar al mío. Así que intento pasar inadvertido entre la gente de aquí. Una de las cosas que, por suerte tengo, es el gran parecido físico con los indígenas de este planeta. No se la razón, pero esto me ayuda. También las atmósferas de nuestros respectivos planetas son muy parecidas, por lo que me desenvuelvo con facilidad. Quizás tenga un poco de ventaja, pues mi planeta es un poco más grande y la gravedad aquí me afecta un poco menos. Pero, por lo demás, podría pasar por un europeo, más bien moreno. A veces tengo la sensación de que un mismo ADN, en algún momento de un remoto tiempo, se esparció por el universo. Lo que no llego a saber es quien fue el agente portante, ni su origen. Pero lo interesante de esta historia es mi relación con los terrícolas. Llevo ya algunos años terrenales intentando comprender al ser humano y la verdad, no es nada fácil. Así que hoy he decidido escribir las sensaciones que me van ocurriendo como un ejercicio de comprensión y supervivencia. Es evidente que la humanidad posee una gran inteligencia y unas cualidades por las cuales, tienen en su mano, triunfar como especie. Pero parece ser que no gestionan bien este hecho y se empeñan en hacer de este planeta un lugar difícil donde convivir. Alguien debería recordarles que ya está, que no han de temer por la supervivencia de la especie, que han logrado establecer su especie en el planeta. ¿Cómo grabar en el subconsciente de la mente humana esta realidad? Cuando los humanos comprendan esto y lo integren en su estructura mental, entonces se sustituirá la forma en la que se perciben ellos mismos en relación con su hábitat y la forma de relacionarse los humanos entre sí y todo cuanto les rodea. Esto, creo yo, irá sustituyendo la competencia despiadada que tienen por los recursos y empiecen a colaborar ya de una vez, como hacen ya algunas especies, que no siendo tan inteligentes les ganan la partida en eso de sobrevivir colaborando. Ahí mismo tienen a las hormigas o abejas, por ejemplo. Y la verdad, a mi todo esto me afecta. Ya que tengo que pasar el resto de mi existencia aquí, me gustaría pasarla en paz y sin miedo. Después de mucho reflexionar, me he dado cuenta de que es el miedo la piedra angular de los problemas de los humanos. Para empezar, he estado leyendo un poco la historia de la humanidad. Quizás también la mía. Quién sabe. Puede ser que me haya transportado a una realidad paralela, pero en un tiempo y lugar distinto. He aquí las conclusiones a las que he llegado Al principio, todo se reducía a intentar sobrevivir en una naturaleza salvaje y exigente. Con el tiempo, la incipiente humanidad en forma de homínidos empezó a tener conciencia de sí misma (he aquí el gran paso) y observar el entorno. Se encontró con otros seres humanos y al concentrarse en grupos cada vez más numerosos, la humanidad empezó a formarse y progresar como sociedad. Lo que habían descubierto unos, les servía a los otros y viceversa, aunque por una extraña razón los descubrimientos parecen suceder casi simultáneamente en la historia, independientemente de su ubicación geográfica. Parece como si todos los seres estuvieran conectados formando parte de un solo organismo. La particularidad es que el ser humano ha pasado, de ser parte integrada y respetuosa, que interactúa con su medio ambiente, a creerse los dueños absolutos de la naturaleza, como dioses caprichosos que deciden a su antojo el devenir de todo lo que acontece en el planeta. Aprendieron a modificar ecosistemas, se pusieron a escarbar la tierra y han estado agotando, sin pensar que todo tiene un límite, minerales, recursos naturales y han roto el equilibrio que tantos millones de años se tardó en formar y equilibrar. Han metido un palo en el agua y han desencadenado unas ondas que nadie es capaz de predecir hasta donde llegarán, si morirán a los pocos metros o se expandirán hasta formar un tsunami imparable y destructor. Ya no intercambian. Se apropian de algo que en realidad no pertenece a nadie, como los humanos mismos, que no son propiedad de nadie o de algo. No quieren ver, cegados por su egoísmo y estupidez, que este desequilibrio va en perjuicio de ellos mismos, precisamente. Esta es una de las cosas que más me cuesta comprender. Bueno, siguiendo el hilo de lo que decía sobre la historia de la humanidad: Las comunidades de seres humanos, debido al largo tiempo que permanecieron aisladas y también debido a su entorno, desarrollaron diferentes aspectos físicos. Unos tienen la piel más clara, otros más oscura, unos tienen los ojos así, otros de otra manera, pero son todos lo mismo, seres humanos con la misma inteligencia y los mismos instintos. No acabo de entender el recelo que tienen unos con otros. Aparte de leer, he estado observando y veo que, en el fondo, básicamente, todos quieren lo mismo. Tener asegurado el sustento para ellos y su familia directa. Básicamente, la humanidad solo parece tener dos conceptos en los que basan todas sus decisiones, alimentarse y reproducirse, como todos los seres vivos del planeta. Pero pasa una cosa muy llamativa; todos estos grupos concentrados en diferentes ubicaciones geográficas tienen su propia concepción de las cosas, lo que se llama cultura. (Hay muchísimas) Y en vez de intentar conocerse, ven a los otros como una amenaza, tienen miedo y se esconden en sí mismos y en su “sociedad” que, es curioso, todos piensan que la suya es mejor que la de los demás. Aquí entra en juego la potente fuerza que da la seguridad de lo conocido, no que sea mejor o peor. Hay un dicho que se dice que “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Y se acomodan y adaptan a sociedades enfermas en vez de avanzar hacia algo más equitativo y justo. Y es que además, se apegan y defienden cosas enfermizamente absurdas solo porque, como dicen, es su tradición y las defienden con una pasión desmedida. Son capaces de matar y todo cuando alguien las cuestiona. Yo alucino. Pero en el fondo, todos, en las mismas circunstancias, más o menos, tienen idénticos objetivos y hacen lo mismo, independientemente de su cultura. Cuando sienten alegría, ríen. Cuando sienten tristeza, lloran. Todas las madres del mundo miran a sus bebés con idéntica expresión y cuando las cosas se ponen difíciles en sus lugares de origen, buscan la manera de proveer para sus familias, aunque sea en otro sitio. Todos, absolutamente todos. Yo, particularmente me alegro de la diversidad y de la mezcla. Hoy, sin ir más lejos, he comido un plato de comida árabe deliciosa y he visto unos ojos orientales preciosos de una niña con el pelo rubio, que era hija de una mujer europea y un hombre japonés, sin necesidad de desplazarme a otro país. Volviendo al tema que dije antes sobre el miedo, también he observado que cuanto más miedo tiene la gente, tanto más agresiva es su actitud y se vuelven irracionales. Esta “agresividad” la manifiestan de muchas maneras: violencia, indiferencia, desprecio, críticas malintencionadas, egoísmo, acaparar el favor de los demás, ya sean familia, compañeros, jefes, líderes políticos y religiosos, etc. Lo malo de todo esto es que siempre va en perjuicio de otro, solo porque este otro te ha etiquetado o tú mismo también, con o sin razón, real o imaginaria, como una amenaza en su vida. Y detrás de todas esas actitudes siempre está el dichoso miedo, que mezclado con la ignorancia, hacen el coctel más peligroso y destructivo para todos los seres vivos. Aunque el miedo tiene también otra cara que no es agresiva, sino más bien lo contrario, como es la huida, la parálisis y la negación. También adicciones, como drogas, alcohol, medicamentos o cualquier substancia que les haga evadirse de sus realidades. Muchas personas tienen vidas aceleradas con multitud de ocupaciones y distracciones para no pararse a pensar. Entonces, con ese miedo corriéndoles por sus venas, llegan a la conclusión y se dicen para sí mismas que la forma de estar “seguros” es conseguir “poder”, que es como estar un peldaño por encima de sus congéneres y que parece ser que es un estado de placer absoluto, porque cuando la gente lo consigue, no hay manera de hacerles despegarse de él. Vamos, que ni con agua caliente. Empiezan a creerse seres superiores. Pero lo peor de todo es ver como gente sumamente estúpida se encuentran un día con ese poder en las manos y la verdad, da verdadero pánico. Y entonces razonan: “A ver, ¿Cómo puedo yo estar en ventaja sobre los demás? Así no me faltará nada ni a mí ni a mi familia. Pues haré lo siguiente: “Tendré mucho dinero”. “Seré un líder político”. “Seré un líder religioso”. “Tendré muchos estudios.” Estos son los más megalómanos. Pero en escalas más modestas razonan que, para conseguir ese poder, o “pequeñitos poderes”, necesitan establecer estrategias con una gran variedad de formas y conductas, como: “Voy a hablar mal de mi compañero para que me promocionen a mí”. “Tengo envidia de este o ese otro”. “Voy a ser muy santo”. “Voy a robar todo lo que pueda”. “Soy más fuerte”. “Humillo al que tengo al lado para comerle la moral y no sea más que yo”. “Voy a tener el cuerpo más bello porque los más guapos tienen más fácil las cosas”. “Tengo celos de todos”. “Voy a dar lástima para que me quieran”. “Esto no va conmigo” “Hablo más fuerte que los demás”, etc. etc. Bueno, hay libros enteros que ya hablan de eso. Una vez que se encuentran en una posición aventajada proporcionada por el poder conseguido se dicen a ellos mismos que han conseguido un “estatus”, palabra latina que define la posición relativa en una sociedad de unos y otros. Y por instinto lo intentan conservar a todo precio, incluso por encima de las vidas de los demás. Y este estatus lo manifiestan con distintivos varios. Como los jefes de las tribus, que se distinguían por una serie de adornos o tatuajes y cosas por el estilo, muchos humanos compran “marcas” que los distinguen de los demás, como una forma de diferenciarse de los que están en una posición más baja. Y el que no tiene, también compra estas marcas, aunque ello suponga gastarse lo que no tiene, para aparentar que estás en cierto grupo privilegiado. En realidad, esto es muy estúpido, pero parece que si no te compres un coche de la marca tal o vistes ropa de la marca cual, cuesta que te tomen en consideración. Existe una especie de dictadura de la imagen. En fin, el miedo secuestra la inteligencia y la pone a su servicio. Solo así se entiende que grandes científicos de la humanidad, afortunadamente pocos, dediquen su inteligencia a crear terroríficas armas, desarrollar virus mortíferos y otros instrumentos de muerte y no a curar enfermedades o desarrollar esa misma tecnología al servicio de causas pacíficas. Los humanos, tanto que cacarean su superioridad sobre el resto de vida en la Tierra, pues, la verdad, no se diferencian mucho de los que, como ellos denominan, animales. Precisamente atacan o se ponen en guardia con el que sienten que tiene miedo, porque ellos ya saben, (me refiero a los animales), con su rudimentaria inteligencia, que el que tiene miedo es el que intentará hacerles daño a ellos y por eso atacan ellos primero. Tengo la sensación de que la humanidad sigue siendo psicológicamente primitiva y solo ha avanzado tecnológicamente, porque sus reacciones instintivas son iguales a las de sus antepasados cavernícolas. Así, veo a soldados y policías disparando con frenesí sobre adolescentes con solo una piedra en la mano o ni siquiera eso. O esos mismos policías golpeando con fruición a manifestantes pacíficos y desarmados. Los más peligrosos son los que piensan que tienen una misión divina o algo así y nos quieren salvar a todos. No se de qué, pero nos quieren salvar. Usan frases que empiezan invariablemente: “Esto que hacemos es por su bien”. Yo cuando escucho esta frase, es que me echo a temblar. Pero tienen una manera muy particular de salvar el mundo y se dedican a asesinar a los que no piensan como ellos. Pragmatismo lo llaman. Y detrás del gran líder hay un submundo de seres, una especie de sátrapas, con diferentes cargos que viven en el anonimato, pensando que todas las culpas se las llevará su jefe, pero en su interior están deseando que alguien les presente en bandeja la ocasión propicia para dar rienda suelta a su enfermiza maldad. Algunos se ponen un uniforme y una placa o símbolo, que se cuelgan en un lugar visible y como si fuese un talismán mágico, se transforman y se creen con derecho a golpear con saña a sus congéneres. Otros se convierten en consejeros y les van suministrando emponzoñadas ideas a sus jefes o personajes que representan el poder, a cuál más perversa y retorcida. Estos han desarrollado casi a la perfección el asunto de amargar la existencia a sus hermanos. En realidad, son los más “cagaos de miedo” y ese miedo les hace actuar con más crueldad. Recuerdo una novela, que relataba los acontecimientos que sucedieron durante el nazismo (oscura parte de la historia reciente de la humanidad) en que un funcionario se sentía muy realizado porque había conseguido optimizar el funcionamiento de los hornos crematorios a no sé cuantos muertos al día, resultantes de las ejecuciones indiscriminadas de hombres, mujeres y niños. ¡Que eficiencia! Los jefes le daban palmaditas en la espalda y él se sentía muy orgulloso de ser tan “útil”. Y aunque él mismo no había matado a nadie, ¿habrían asesinado a tanta gente si no hubiese habido funcionarios tan eficientes en perfeccionar esa máquina de matar? ¿En que coño estaba pensando esa gente? ¿Es válida la frase esta que repiten como loros, cuando los pillan o les piden explicaciones, de que “estaban cumpliendo órdenes”? ¿Creen que eso les exime de responsabilidad? ¿Eh? Esto me hace pensar en la tan gastada frase de que “hay que cumplir y hacer que se cumpla la ley”. Bueno, en las dictaduras los que se dedican a ejecutar y reprimir a sus semejantes, están cumpliendo precisamente la “ley” que hay en ese momento. Dicho de otro modo, la legalidad vigente no es lo mismo que la justicia. La esclavitud era legal, el apartheid era legal y otras tantas leyes injustas y absurdas. Es algo en lo que todos deberían reflexionar, sobre todo cuando se oye el murmullo, a veces, de la xenofobia o el recorte de derechos y libertades. Me sorprende pues, que, precisamente en nombre de la paz, -eso dicen ellos- los países se arman hasta los dientes, hacen guerras preventivas, inventan cosas cada vez más mortíferas, cuando todos estos artilugios, se idearon para hacer daño y dominar, no precisamente para vivir en paz y colaborar. Pero los jefes no pelean, no. Lo miran todo desde un lejano sitio seguro, lanzando proclamas, alentando el odio y ven como mueren los demás; niños, gente inocente y soldados que creen que están haciendo un bien a la humanidad o que Dios está de su parte. Luego, cuando las cosas se ponen feas, firman lo que sea y se retiran a un lugar paradisíaco a disfrutar de su jubilación de verdugos. O bien, si no tienen escapatoria, se suicidan, con la cobardía del que sabe positivamente que ha hecho algo malo y no quiere enfrentarse a la vergüenza. Sí, la vergüenza, no el arrepentimiento, pues todo lo que hacen gira alrededor de ellos mismos y de su ego y sufren más por ellos mismos que por todas las atrocidades que han mandado hacer. La verdad, siempre me he preguntado como estos dictadores pueden convivir con la certeza de que ellos son los responsables de millones de muertos. Cómo los veo asistir a misa u otra ceremonia religiosa o se golpean el pecho y se postran ante su dios y acto seguido firman la sentencia de muerte de gente inocente. Con una mano cogen lo sagrado y con la otra firman la muerte. Es, cuanto menos, paradójico e incomprensible. Se acerca mucho a la definición de psicópata, que, entre otras características, es la ausencia total de empatía. Y si le das el poder a un psicópata ya te puedes imaginar el resultado. La historia de la humanidad está llena de psicópatas que en algún momento tuvieron en sus manos el destino de millones de personas. Pero curiosamente los libros de historia los tratan, a algunos, como héroes del orgullo patrio. Y hay gente que se ofende cuando se lo recuerda alguien. Los seres humanos han inventado infinidad de sistemas de gobiernos y sociedades para organizarse, cosa que, por otro lado, me parece necesaria en vista de las tendencias autodestructivas de los humanos y la verdad, visto lo visto, me parece que son el mismo perro, pero con distinto collar, como se dice por aquí. El caso es que, en teoría, ninguno es malo y sobre el papel estimulan valores que son beneficiosos. Pero el resultado es un poco diferente. Por ejemplo, inventaron el capitalismo, que, según algunos, es un sistema que estimula la creatividad y la sana competencia como forma de avanzar y superarse, pero lo que han conseguido es una lucha despiadada por la supremacía y en el que solo viven bien unos cuantos privilegiados y si no tienen escrúpulos, mejor. Luego el comunismo, que es un sistema que habla de igualdad y solidaridad, todos tienen igualdad de oportunidades y nadie se ha de preocupar por el sustento y la educación. En algunos aspectos lo han conseguido, pero en cuanto a la igualdad de oportunidades, dudo mucho. Al final los dirigentes se vuelven dogmáticos y no dejan las mentes libres y solo viven bien unos cuantos privilegiados que han sabido incrustarse en el sistema y si no tienen escrúpulos, mejor. También monarquías, inclúyase imperios y dinastías varias que parece ser la forma más antigua de sistema de gobernanza, una vez los humanos salieron de organizaciones tribales, a formar sociedades complejas. En este sistema solo viven bien, aparte del rey o reina con su retahíla de familiares y lameculos, unos cuantos privilegiados llamados “nobleza” (creo que esta palabra es un eufemismo) y en donde el que gobierna tiene ese derecho por cuestiones de familia, aunque, que yo sepa, el linaje nunca ha sido garantía, ni de inteligencia ni de capacidad. Y también democracias que, bueno, es el menos agresivo, pero, salvo honrosas excepciones, solo acaban viviendo bien los privilegiados que han sido votados y que, una vez instalados en el poder, les cuesta horrores desprenderse de su sillón y no les importa engañar a su propia madre para que nadie se lo quite y si no tienen escrúpulos, mejor. Es que el ser humano lo que busca, sea cual sea el sistema en donde viva, es estar por encima de los demás, o sea un privilegiado, que sus mentes asocian con estar en ventaja para sobrevivir. Pero en estas democracias, hay dos palabras que olvidan sistemáticamente que son: responsabilidad y servicio. A ver si lo entiendo: Un político cuando es elegido para representar a un colectivo, lo que contrae es un servicio hacia quien ha depositado su confianza en ellos ¿no? Y esto exige la responsabilidad de que todo lo que dice y hace es por la buena convivencia y entendimiento con los demás ¿es así, verdad? Y el que fuera elegido sea por su capacidad y no por su imagen o su habilidad de palabra, aunque veo que los humanos tienen una malsana tendencia a dejarse encandilar por los carismas y no por el contenido. Además, todas las decisiones tienen que beneficiar a su pueblo, que es el que los ha votado y no los intereses de otros países o corporaciones. Pero lo que veo es como se frotan las manos, porque saben que ya tienen media vida asegurada, bien por las pensiones vitalicias o bien por los puestos de directivos que les regalan las empresas afines y financiadoras acabada su estancia es sus escaños. De ahí ese afán desmedido por conseguir el poder a toda costa, aunque eso entrañe hacer declaraciones que enfrentan a unos ciudadanos con otros en vez de buscar el entendimiento y la concordia. Parece que todo vale para alcanzar la poltrona. Apelan al miedo porque saben que eso es lo que se queda flotando en las mentes de la gente. No estimulan el razonamiento y la inteligencia, sino a los instintos primarios de la humanidad y cuando se trata de eso, lo justo y razonable queda secuestrado. Luego se extrañan o ponen cara de extrañados de la violencia desmedida que se desata de unos contra otros, cuando las cosas se les escapan de las manos. Pero bueno, “la culpa siempre es del otro”. Más de un presidente de algunos países no dudan en provocar guerras o conflictos pensando solo en su popularidad y las expectativas de seguir gobernando o contentar a los lobbys dominantes, que los han encumbrado a su puesto. Empiezo a sospechar que estos políticos son solo títeres de una especie de élite formada por gente poderosa, que es la que da las órdenes. Incluso alguno que tiene en su mano acabar con un enquistado conflicto se niega a dar pasos para lograr la solución y la paz regrese. Y todo, ¿para qué? ¿Por no parecer débil? ¿Por mantener la reputación? ¿Y las personas que mueren cada día solo porque el señor quiere seguir estando por encima de los demás? ¿Es más importante una vida o una reputación o fama? Yo, la verdad, no me gustaría que se escribiera en los libros de historia lo imbécil que fui. Pero estos tipos prefieren eso a levantar el culo del trono. Parecen machitos con las plumas desplegadas sin un ápice de sentido común. La política es muy testosterónica, sí. Me pregunto cuantos políticos habría, si cobraran el sueldo medio de cualquier ciudadano y luego tuvieran que volver obligatoriamente a sus anteriores trabajos. Creo yo, que la ocupación de político sería más vocacional y no tanto de intereses. Hay otra cosa que me desconcierta. Cuando hablas con los humanos, todos dicen que aman mucho a su familia y sus hijos, que harían cualquier cosa por ellos. Y cuando digo todos, también incluyo a dictadores, militares, presidentes, reyes, empresarios, banqueros, mafiosos… en definitiva, personas que acaparan mucho poder y toman decisiones que afectan a todos, ya sea en el plano político, económico, religioso o académico. Y no lo dudo, pero ese amor parece llegar solo hasta que se mueren ellos mismos. No les preocupa lo que suceda después. Piensan que, dejando a su familia en una posición de ventaja sobre los demás, ya cumplen. Cuando oigo decir que hay que cambiar el modelo energético para el futuro, los señores encargados de la planificación no lo hacen pensando en el planeta y ni siquiera en sus descendientes, lo hacen pensando en su bolsillo y en aras de mantener esta complicadísima ingeniería económica. Es que, son muy cortos de miras. Yo considero que todos los humanos son hermanos. Pero estas personas no dudan en matar a sus “sobrinos”. Me entristece ver como esta idea se contagia también entre el resto y acaban agrediéndose unos contra otros. Es paradójica la imagen que vi el otro día. Era de un video casero incautado. Un terrorista se abrazaba con lágrimas en los ojos a su novia y su familia haciendo gala de sentimientos y días más tarde no le tembló el pulso cuando detonó una bomba y destrozó a familias que ni siquiera sabían por qué luchaba. ¿Quién le ha lavado el cerebro a esta gente para creer que lo que hacen es justo? Me imagino a los descendientes de estos poderosos, a los que ellos tanto aman, acordándose de que en mala hora su antecesor, decidió dejarles por herencia un planeta contaminado, en guerra, inseguro, polucionado, con bosques arrasados, superpoblado y hecho una cloaca. Ah! eso sí, con muuucho dinero. Solo porque ellos “creían” que lo mejor para sus descendientes, era que tuvieran una especie de ventaja. Esta búsqueda de ventaja, dicen que nace del instinto de supervivencia. Pero supervivencia ¿donde? ¿En un mundo inhabitable e irrespirable, pregunto yo? y ¿Qué ventaja hay en no disfrutar de la naturaleza y tampoco de la compañía de tus semejantes? Es un amor muy, muy raro. Alguien dijo: “Solo cuando el hombre haya cortado el último árbol, se haya comido la última fruta, haya cazado el último animal y haya pescado el último pez, solo y solamente entonces, se darán cuenta de que el dinero no se puede comer.” Hace poco vi un mural de arte callejero en una tapia donde se veía a un banquero con pinta de anoréxico en una mesa con toda suerte de objetos lujosos, que estaba situada en medio de un campo yermo, comiendo o intentando comerse una ensalada de billetes de banco. Muy ilustrativo. ¡Que estúpidos llegan a ser algunos! Buscan refugio en cosas perecederas y no en algo mucho más eterno como son los valores y el respeto. Y que conste que el dinero no me parece malo. Al contrario, con él se hacen muchas cosas beneficiosas. Siempre que lo administren gente con sensibilidad y empatía con sus semejantes. Solamente que me parece un error conectar dinero con miedo y como he dicho antes, cuando eso ocurre, no hay razonamiento que valga. Así veo como grandes corporaciones ponen trabas a descubrimientos que implican menos contaminación o más equidad en la adquisición de energías por ser más baratas, solo por mantener su hegemonía o esperando que estas energías les sean rentables y así van retrasando avances que serían muy beneficiosos, tanto a las personas como al planeta entero. No se paran a pensar que el tiempo se acaba. Como las frases de los mafiosos en las películas, “no es nada personal, solo son negocios”. O los misteriosamente llamados “mercados”, que no dudan en arruinar un país al completo o dejar sin vida un ecosistema entero, (aunque son muy beligerantes y conservacionistas cuando se trata de la zona donde viven ellos), con tal que su riqueza aumente y puedan ofrecer a sus clientes beneficios extraordinarios. Son también, como sus queridos dictadores, psicópatas financieros. En fin, la estupidez en su grado superlativo. ¿Es que no se dan cuenta que todo esto va en contra de ellos mismos? Supongo que la humanidad ha dejado de pensar de ella misma como una unidad interconectada y conjunto. Solo piensan individualmente del sálvese el que pueda. Civilizaciones enteras han desaparecido por pensar así. De nada les sirvió a los poderosos estar por encima. No se salva nadie… nadie!!! Los humanos descubrieron, en algún momento de la historia, que una forma de estar por encima del resto era explotando una cosa que el ser humano tiene y es el deseo de comprender su lugar y propósito en el universo y entonces surgió la religión, que era una forma de explicarse a ellos mismos lo que no comprendían. Le dieron forma a un Dios supremo o miles de dioses o entidades que te dicen lo que tienes que hacer en todas las cosas y a todas horas con rituales, ceremonias y demás parafernalias. Este Dios tiene muchas cualidades humanas y no al revés. Así, según conveniencia, es un ser amoroso o vengativo o exageradamente justo o irascible o celoso o con un ego desmesurado. Y me pregunto yo: ¿Para qué quiere el hipotético ser supremo del universo que la gente lo adore? Si él ya sabría que no hay nada por encima de él mismo. No tendría que competir con nadie. Y desde luego no tiene ningún tipo de miedo. Creo yo que un ser creador estará más preocupado por ayudar, que sentirse constantemente enfadado y celoso por no obtener su cuota de peloteo y devoción, ni de alimentar su ego. Comportamiento mas bien humano, que no divino. Los humanos otra cosa no tendrán, pero a listillos y aprovechaos no les gana nadie en el Universo. Puedo dar fe de ello. Y así surgieron los supuestos intérpretes de la voluntad divina y esclavizaron a sus congéneres con millones de normas. ¡Pobres humanos! Si no tenían bastante con los dictadores y los psicópatas financieros, vienen estos para que lo aceptes por mandamiento divino. Y cuando estos “intérpretes” deseaban lo que otros poseían, solo tenían que decir que lo mandaba Dios. No hay personas más miedosas que los líderes religiosos. ¡Que curioso! ¿No tendría que ser al revés? ¿No se supone que teniendo como aliado y benefactor al ser más poderoso del universo, no les faltará de nada? Y su fe, que es la creencia absoluta en alguien o algo, y ellos dicen tener más que nadie y por eso están donde están, ¿Por qué quieren estar siempre en el centro del poder terrenal y supervisar lo que se debe o no pensar y hacer?, ¿Para que no les quiten ni un ápice de poder terrenal, quizás? ¿Porque confían más en lo que ese poder terrenal les da, que en su Dios, tal vez? ¿Qué clase de fe es esa? Tienen un miedo horroroso, rayano en el pánico, a que la gente se plantee sus creencias y discurran cosas. Cuando ven que alguien se pone a pensar, se les pone una cara lívida, les entra el pánico y entrecierran los ojos buscando desesperadamente la manera de que no se contagie ese virus tan “peligroso” como es la libertad de pensamiento. Entonces, para que la gente no piense por ella misma, se han dedicado, a través de los siglos, a procurar que sus congéneres, confabulados con el gobernante de turno, sean lo más ignorante y manejables posible. Cuanto más ignorante e inculto sea un pueblo, tanto mejor les va a ellos. Y cuanto más pobre, también. Secuestran el sentido común. Así que, para que no discutan nada, les amenazan con infinidad de tormentos imaginables. Hala! ahí, metiendo miedo otra vez. Eso sí, en un hipotético lugar no visible o por lo menos que nadie haya visto y siga vivo. Y para conseguir sus fines políticos o económicos les prometen o sobornan con unas recompensas deliciosas, también en otro mundo virtual. Y dicen: “Si mueres, te espera el cielo, el paraíso, etc. etc. Con todos sus atrezzos, según la religión o creencia en concreto. Así que ves allí y mata a estos o aquellos, que Dios está de tu parte”. O: “Si no haces las cosas así, si no vives la vida como yo te digo, te quedas sin el premio y quedarás borrado de la existencia por siempre jamás.” Siempre están chantajeando a la gente. Todo se basa en el binomio castigo- premio. Y estos prominentes de sus respectivas religiones, o no tan prominentes, basta con tener un cargo o titulillo que les haga estar por encima, luego, se acomodan en su poltrona hinchados de ego, con esa media sonrisilla del que se cree superior. La verdad es que, si por ellos hubiera sido, la humanidad seguiría en las cuevas. ¿Por qué no se dedican, ahora que están vivos, a construir este paraíso aquí, donde todos podamos disfrutarlo? Es que, ¡mandan cojones! (Es una expresión que tiene su intríngulis) La variedad de lenguas y formas de expresarse que tienen los humanos me tiene maravillado. También los creyentes, la tropa, por llamarlo de alguna manera, usan estos mismos argumentos para tergiversar las cosas a su manera y eludir sus verdaderas motivaciones y responsabilidades. Con decir que así lo quiere Dios, ya está. ¡Hala! que fácil. “No, no es que te tenga envidia, es que la avaricia es mala”. “No es que me moleste verte, es que cometes pecados y me puedes contaminar”. “No es que no te quiera ayudar, pero si estás así, es porque has hecho algo malo”, etc, etc. Perversos razonamientos. En realidad, lo que tienen muchos de ellos, es una motivación bastante egoísta, no quieren perder SU premio. Su amor a Dios queda en segundo plano. Luego, como todo el mundo dice que su Dios es el auténtico, pues no hay manera de que lleguen a un acuerdo. ¡Oootra vez a competir! Los judíos son incapaces de ponerse de acuerdo con los musulmanes y viceversa. Los católicos no se ponen de acuerdo con los demás “cristianos”. Los budistas van a su bola…, etc., etc. Incluso, creyendo en el mismo Dios hay multitud de facciones y sectas, cada una con su propia interpretación, excluyendo a los demás súbditos de ese mismo Dios. Pero claro, como ponerse de acuerdo significa ceder un poco y ninguno está dispuesto a perder poder y riqueza material… pues así estamos. Precisamente porque lo que está en juego es ese poder terrenal, no el asunto concerniente a las doctrinas, ni la salvación de sus feligreses. Es el dinerillo, que es el verdadero Dios de la humanidad. Además, hay una cosa que no entiendo del todo. Los hebreos, los cristianos y los musulmanes, que son las religiones que cuentan con más adeptos y son más influyentes por su proximidad con los países mas poderosos, por lo que he leído, adoran al mismo Dios, que, por cierto, es del género masculino y tiene a las mujeres como si fueran inferiores… ¿Tienen miedo de las mujeres, quizás?... Entonces, me pregunto yo, ¿A quién escucha cuando le rezan? ¿A quien favorecerá más, a la madre judía, a la cristiana o a la musulmana, que pide por sus hijos con fe?, ¿Es que Dios ha ido cambiando de opinión durante estos siglos o son los humanos los que cambian? Y van y encima se matan entre ellos. Creo que un padre o madre quiere a todos sus hijos por igual, aunque piensen de distinta manera. Y ver que se pelean por tener más méritos es un poco difícil de entender. Animo a los seres humanos a que razonen y piensen por ellos mismos y luego compartan esas ideas con los demás. Ya verán que no hay tantas cosas que los diferencian y lo fácil que es entenderse con el resto de congéneres. ¡Hablen, conózcanse! ¡Venga, que no es tan difícil!

 ¡Venga, que no es tan difícil!

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