domingo, 11 de abril de 2021

CONSIDERACIONES SOBRE LA SEGURIDAD SOCIAL

Hola de nuevo, después de mucho tiempo sin escribir nada por unos problemillas con la cuenta de Blogger, publico hoy unas reflexiones sobre nuestro sistema de Seguridad Social, que lejos de ampararnos se han convertido en una especie de Policía política, totalmente insensible con los ciudadanos, preocupados en cuadrar cuentas, cual empresa, más que un servicio público. Lo más doloroso es que un gobierno que dice ser de izquierdas y sensible con los derechos sociales no cambie ciertas normas lesivas con la masa social de trabajadores y trabajadoras de este país. Espero que esto llegue a los responsables de este gobierno. Y por favor, dejen de competir y luchar por el poder entre ustedes y colaboren. De eso se han aprovechado las derechas siempre. De estas derechas ya sabemos lo que hay y lo que podemos esperar. Para muestra lo que sucedió en la crisis del 2008 y echar un vistazo a lo que votan y promueven, a veces ni siquiera visualizado por los medios de comunicación. Ahí va la reflexión:


 Ahora que escucho que en esta crisis nadie se va a quedar a atrás, mucho me temo que volveremos a quedarnos atrás los de siempre, los autónomos. Ya pasó en la anterior crisis del 2008 en la que miles de autónomos, buenos profesionales que se quedaron en la estacada, dejándonos morir mientras el sistema miraba para otro lado, alineándose siempre con los poderosos. Ofreciendo rescates a la banca de miles de millones que al final se han convertido en regalos para ellos. Gana la banca. 

Ante todo, quiero manifestar que soy un firme defensor de que el Estado ha de estar dotado de los mecanismos de control de los servicios básicos, porque cuando los servicios básicos de una nación caen en manos de empresas privadas, ya sabemos lo que pasa. Estas empresas, como los bancos de este país, son entidades privadas con ánimo de lucro y harán lo que sea por anteponer y especular con sus negocios al bienestar de las personas y no tienen, ni han tenido nunca, la más mínima compasión con el que tiene unos ingresos ridículos e indignos. 

Por supuesto, el Estado ha de tener los suficientes recursos económicos para garantizar el bienestar y los derechos fundamentales de todos los ciudadanos y eso solo se consigue con un sistema tributario justo y proporcional a la medida de las ganancias que cada uno tiene. No estoy en absoluto en contra de que alguien gane miles de millones, que no podrá gastar en mil vidas, siempre que aporte lo que le corresponda en su patria. Faltaría más que el que sea más inteligente, emprendedor y afortunado, no vea recompensado el fruto de su esfuerzo. Es totalmente legítimo. Hasta aquí estoy de acuerdo.
También tengo que decir que no me duele aportar mis impuestos si veo que son empleados con criterio social y ningún cargo público roba, despilfarra o malgasta lo que aportamos todos con tanto esfuerzo.
 
Volviendo a los autónomos, pensad que a muchos de los autónomos lo que nos queda después de cumplir con nuestras obligaciones tributarias y solidarias con el resto de conciudadanos, pagar a proveedores, empleados, etc. la mayoría de las veces, todo hay que decirlo, solo da para cubrir gastos y la subsistencia diaria. 

Ahora bien, ¿Qué pasa cuando la vida te da un revés y te arruinas y lo pierdes todo? ¿Quién te ayuda a levantarte? 

Pues bien, se supone que la seguridad social tiene como cometido respaldar y velar por los trabajadores y tener garantizado tu derecho a coberturas sanitarias, subsidios para los parados, pensiones dignas, no solo para los jubilados que ya han aportado toda su vida su correspondiente cuota, sino también para los que han caído en la desgracia de desarrollar una enfermedad incapacitante o un fatídico accidente. La seguridad social iba a ser la madre protectora que cuida de todos nosotros. 

Las normas que rigen en este país son que, si tienes una deuda con la seguridad social, no tienes derecho a prestaciones, subsidios, bajas por enfermedad y no te puede subcontratar nadie. Si la deuda es antigua porque no te has podido reponer para regularizar la deuda, fruto de trabajos precarios, pues resulta que tu deuda ha crecido el doble de lo que debías, fruto de unos intereses que a mi modo de ver son abusivos rayando en la usura y un espíritu de ley de castigo, presuponiendo que eres un jeta, que no digo que no los haya, más que un estímulo para la premura. 

Y cuando ya estás en condiciones de afrontar tu deuda te exigen que pagues la mitad a tocateja, cosa inviable para muchos y se quedan atrapados en un callejón sin salida, porque además no puedes volver a darte de alta en autónomos o te dan de baja, si todavía estabas dado de alta. ¿Cómo se supone que voy a pagar si me quitan los medios con que hacerlo? Por un lado, tienes un buen profesional con experiencia y con ganas, condenado a la exclusión social.
 
Quiero resaltar aquí que no somos delincuentes, que la vida nos dio un revés y hemos sobrevivido como hemos podido. Pero el trato que encontramos en la tesorería de la seguridad social es, rayando la prevaricación, de defraudadores y así te lo hacen sentir cuando hablas con el correspondiente funcionario responsable de la tesorería que te toca por zona. Me imagino que este señor está convencido de hacer bien su trabajo, como los funcionarios de otras épocas y países encargados de ejecutar inocentes, se sienten muy ufanos de cumplir las normas vigentes a rajatabla. Tienen muy poca empatía y sensibilidad. También me imagino que ya colocan en estos puestos gente así, que no se conmueven con el sufrimiento ajeno. Mandan cartas en las que los términos empleados ya presuponen que eres un defraudador y un delincuente. 

El caso es que los autónomos que cayeron en la crisis quieren pagar, pero el propio sistema no le da opciones. Pido y ruego que no impongan la losa del pago de la mitad y sí unas cuotas que se puedan asumir. Es más, estas deudas fruto de la crisis del 2008 tendrían que haber prescrito. Pero no, las han mantenido vigentes. 

 Imagínense como se siente uno, que siempre ha sido honrado y honesto, cuando ve que algún político o que ha robado a manos llenas, no unos miserables miles de euros, sino millones, le han prescrito las deudas de hacienda. ¡Vaya! Y el sistema recaudatorio no deja pasar ni una al pequeño. 

 Por lo tanto, aquí hay unas normas que, en vez de ofrecer seguridad y amparo, dejan a las personas indefensas y condenadas a la ruina. Se debe revisar esta norma y ofrecer una amnistía de las deudas con la seguridad social y hacienda a los que nos hundimos con la crisis o bien nos permitan ponernos al día pagando poco a poco, sin tener que desembolsar una cantidad que muchas veces no hay la posibilidad de aportar. 

Todavía tenemos mucho que aportar a la sociedad con la experiencia y calidad del trabajo de estos miles de autónomos. No cierren todas las puertas, no nos dejen atrás. 
Rafael Torralba Morillas

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